Uno de sus puntos fuertes es la crítica de la sociedad industrial que ha acelerado el deterioro del planeta. Una rápida reflexión con mirada en el retrovisor de los Nobel de Literatura hace sospechar que en el premio han prevalecido los criterios ideológicos sobre los literarios.
Merece la pena, sin embargo, no enrocarse y tratar de sacar conclusiones. ¿Qué hay en ese creciente interés ecológico?
En Nosotros, los modernos, Alain Finkielkraut recoge una "lección" titulada "La cuestión de los límites" en la que se enfrenta a la tensión entre industrialización (progreso técnico, sociedad moderna) y ecología (sociedad posmoderna). El texto, cuyo último epígrafe es "Salvar lo oscuro", acaba así:
"Ese reinado del hombre por la luz es la modernidad occidental, que la ha convertido en su consigna y su programa. Como escribía (...) el gran escritor japonés Junichiro Tanikazi en su libro El elogio de la sombra: 'Los occidentales, siempre al acecho del progreso, se agitan sin cesar persiguiendo una condición mejor que la actual. Buscan siempre más claridad y se las han arreglado para pasar de la vela a la lámpara de petróleo, del petróleo a la luz de gas, del gas a la luz eléctrica, hasta acabar con el menor resquicio, con el último refugio de sombra'. Este texto data de 1933. Desde entonces, Japón ha cogido a Occidente y, aunque estemos en Tokio lost in traslation, no nos sentimos desambientados por el alumbrado y su disimulación, tan exuberante como en las ciudades americanas, del cielo nocturno. Todos nosotros somos ahora los herederos, los beneficiarios y los continuadores de la civilización de las Luces, es decir, de la repulsión a lo oscuro.
La exuberancia cansa y provoca en ciertos habitantes del planeta iluminado el extraño sentimiento de haber sido expoliado de lo indisponible. De este expolio, de este embargo de la experiencia misma del sobrecogimiento, nace la idea insólita, el deseo inopinado de salvar lo oscuro y de restituir a la noche una parte de su imperio"
La necesidad del Misterio. O mejor, la necesidad de caer en la cuenta de que, al final, queda el Misterio. Y estamos más cerca de ello, quizá, en contacto con la naturaleza.
1 comentario:
A mí me ha sorprendido. No conozco la obra de Le Clézio, pero no había visto su nombre en ninguna lista; sí en cambio el nombre de algunos que ya llevan años apareciendo en las "quinielas" (véase McEwan, que merecido se lo tendría, creo yo).
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