Al hilo de Agus, en nuestra mente habitan los que nos antecedecen y a la mía llega en estos momentos el desfile de héroes de la Ilíada de Homero. Allí, todos destacan por sus valores, virtudes en una guerra donde no hay antihéroes. Quizá Paris, cuyo único pecado fue tener que elegir entre el poder, la heroicidad y la belleza, quedándose con esta última. Más de uno lo haría. ¿No?
Los demás personajes tienen sus diferencias, sus matices, dentro de su coraje innato. ¿Quién triunfará? Homero nos da la respuesta. Asistimos como culmen del libro al triunfo del nuevo modelo. De la heroicidad que avanza de frente a la lucha directa, cuerpo a cuerpo, al semidios que utiliza su inteligencia. Sus armas son las argucias, las tramas y los enredos. Ese es nuestro Ulises. A veces recurre a la mentira. Sobreviene así sobre nosotros la agudeza de ingenio como elemento para la supervivencia ante nuestros cíclopes.
¿Dónde está el límite moral para la agudeza de nuestro ingenio?
miércoles, 29 de octubre de 2008
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2 comentarios:
Yo no soy muy partidario de la "moral" (si es que se le puede llamar así, yo la llamaría más -con Jaeger- "paideia") homérica.
Narrativamente, Homero es para mi un claro modelo a seguir; ideológicamente, me quedo con Hesíodo -su polo opuesto-, que canta al trabajador, al esfuerzo del "héroe" real que vive en la tierra, y no en una época pasada y heroica.
Pero, si te parece, Julio, ya te respondo en un nuevo artículo.
Esto se anima, espero tu artículo. El de Agus es sorprendente, al menos para mí. Es difícil mirar con nuestros ojos las intenciones de quien escribió hace muchas épocas en un mundo diferente.
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