sábado, 18 de octubre de 2008

El bueno de Tolkien

Con la idea de preparar el viaje que tendremos la suerte de hacer a Oxford dentro de unas semanas, releo ahora las citas que tomé de la vieja biografía de Tolkien de Daniel Grotta (Planeta, Barcelona 1978):

“El profesor Tolkien, sentado en su estudio garaje, y escribiendo en una anticuada máquina Hammond la primera y segunda parte de la historia de la Tierra Media, tenía que dar la impresión de ser el mismísimo Bilbo Bolson que, en Rivendel y con todo cuidado, iba componiendo la crónica de sus fantásticas aventuras en el Libro Rojo de la Frontera del Oeste […] Había libros por todas partes, amontonados o colocados por los estantes, además de latas de tabaco con tapadera oscura, que se alineaban también en las estanterías y luego, desparramados por el suelo o embutido en cajones, papeles y papeles llenos de garabatos, historias y genealogías élficas. Todo ello aparecía cubierto con lo que Tolkien llamaba con eufemismo ‘polvo distinguido” (p. 9).

Por allí andaremos en el mes de noviembre, con la ilusión de que se nos pegue algo. Por entre aquellos colleges góticos, cubiertos por el colorido del otoño, bufanda al viento, por donde antes pasearon tantos humanistas y escritores: J. R. R. Tolkien, J. H. Newman, Ronald Knox, Oscar Wilde, Lewis Carroll, Evelyn Waugh, C. S. Lewis, T. W. Adorno, John Locke, P. B. Shelley, T. S. Eliot, Hilaire Belloc, Graham Greene, George Steiner… y tantos y tantos otros ¿Qué escondes en tu interior, Oxford?

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