sábado, 2 de enero de 2010

Una conversación entre el dios Jano y Ovidio

Hace un año traíamos por aquí las dudas de Ovidio acerca de por qué el año comenzaba en invierno y no en primavera. Ahora, en las calendas de enero, el poeta le pregunta de nuevo al dios patrono del mes por algo tan chusco como entrañable:

-¿Qué significado tienen los dátiles y los higos arrugados? -dije- ¿y la miel resplandeciente que se ofrece en un vaso blanco como la nieve?

-El motivo -dijo- es el augurio: que semejante sabor persevere en las cosas y que el dulce año termine su camino emprendido.


(Ovidio, Fastos I 185 ss., trad. Bartolomé Segura Ramos, Gredos, Madrid, 1988)

Ojalá que el sabor de estos días perdure durante todo el 2010. ¡Feliz año nuevo!

2 comentarios:

Alatar dijo...

... Y respondió Ovidio:
--Si el motivo es el augurio, ¿por qué no comer también alimentos salados, y picantes, y agrios, y con umami, para que la vida tenga así un poco de todo y se parezca más... a la vida, maravillosa en su variedad?
Respondió Jano con sus dos bocas:
--Porque las tradiciones las imponemos los dioses, y los dioses no sabemos lo que es la vida. Porque las tradiciones las aceptan los hombres, y los hombres nunca saben qué es mejor para ellos desear.
Ovidio entonces tomó el vaso y lo engulló a mordiscos, por ver qué efectos tenía su blancura nívea sobre el camino del año.

eNacho dijo...

Si este blog ha muerto, que alguien lo certifique, o que pongan un disco con el Réquiem de Mozart.