sábado, 17 de enero de 2009

Contadores de maravillas

Y si te paras a pensar, debería ser obligatorio una vez al día, como mínimo, y en silencio, verás lo increible, maravilloso y enigmático que es el hombre. Y lo que lleva por dentro, y lo que ha vivido, y lo que ha dicho, hablado, experimentado. Pero quizá lo maravilloso es cómo cuenta sus historias. Somos todos contadores, unos con más gracia, otros menos.

Pero a veces no dialogamos, no hay comunicación. Esas conversaciones de amigos donde uno piensa en lo que va a narrar después, a la espera nerviosa de que el interlocutor acabe. Ni siquiera escuchamos.

Yo puedo presumir de tener un amigo que interroga, indaga e intenta desvelar hasta lo más oculto de tu historia, de tu anécdota. Escucha.

Sus preguntas son sinceras, llenas de interés. Te llevan hasta lo profundo de los hechos, hasta su explicación. A veces despiertas e intentas ser como él. Medio avergonzado de hablar únicamente de ti mismo le detienes: ¿y tú qué tal, Antonio?.

Me gustaría parecerme a él. Lo intento.

1 comentario:

Lautaro Vilela dijo...

La comunicación es un puro y absoluto ejercicio de egocentrismo, de lo contrario nadie estaría interesado en expresar su opinión.
El egoísmo es la raíz de todas nuestras acciones, las buenas y las malas.
Basta de crucificar al egoísmo, es lo único cierto en el hombre.